Hemos recibido con profundo pesar la noticia de los ataques perpetrados contra las fuerzas de seguridad en la capital provisional de Yemen, Adén, que ocasionaron muchas pérdidas de vidas humanas y dejaron heridas a numerosas personas.

Condenamos estos ataques, deseamos la misericordia de Dios para aquellos que perdieron la vida, una pronta recuperación a los heridos, y asimismo transmitimos nuestras condolencias al Gobierno del Yemen y al pueblo hermano yemenita.

Es preocupante que la violencia continúe sin cesar en un momento en que los esfuerzos encabezados por las Naciones Unidas para encontrar una solución política a la crisis en Yemen han adquirido mayor importancia.

Es nuestra más firme esperanza que cesen los enfrentamientos entre las partes, que los sufrimientos del pueblo yemení terminen con urgencia y que se establezcan la paz y la estabilidad en el país.