Invitamos a la sabiduría y a los modales a los dirigentes griegos quienes han estado aplicando una política de escalada contra Turquía en lugar del diálogo, distorsionando los hechos para engañar a su opinión pública por mezquinas consideraciones políticas y actuando según el entendimiento de que "el enemigo de mi enemigo es mi amigo".

Grecia mantiene un mal historial, como lo demuestran los informes de las organizaciones internacionales de derechos humanos por violaciones flagrantes de los derechos y libertades fundamentales de los solicitantes de asilo, especialmente del derecho a la vida. Es hipócrita y vergonzoso llamar a Turquía "bárbara" por parte de los que muestran todo tipo de atrocidades a los inocentes en la frontera a los ojos del mundo.

El Estado griego debe primero liberarse de su propia "barbarie". Para ello, debe respetar los derechos de los solicitantes de asilo, no debe torturarlos ni maltratarlos ni empujarlos de vuelta a la frontera.

Además, aquellos que afirman ser la llamada cuna de la civilización, deben respetar a las personas de diferentes idiomas o religiones.