El 14º Tribunal Penal Superior de Estambul, en su veredicto publicado ayer (11 de junio), ha condenado a Metin Topuz, ex-empleado del Consulado General de EE.UU. en Estambul, a ocho años y nueve meses de prisión por "ayudar a la organización terrorista FETÖ". Metin Topuz tiene derecho a apelar esta decisión en siete días.

De hecho, Metin Topuz no es el único afiliado de FETÖ empleado por las misiones de EE.UU. en nuestro país. Arif Yalçın, que fue expulsado de la Academia Militar Turca tras el intento de golpe de Estado del 15 de julio, comenzó a trabajar en la Embajada de EE.UU. en octubre de 2018. Yalçın también fue arrestado y transferido a la prisión de Silivri por cargos relacionados con FETÖ. Esto demuestra que los miembros de FETÖ no sólo se infiltraron en las instituciones gubernamentales turcas, sino que también se han infiltrado o se les ha permitido infiltrarse en las misiones de EE.UU. en Turquía.

Todavía no hemos recibido una respuesta positiva de las autoridades de EE.UU. en relación con las solicitudes de extradición hechas por las autoridades judiciales turcas tras el intento de golpe de Estado del 15 de julio para los miembros de FETÖ que se sabe que están en EE.UU., incluido el cabecilla de FETÖ. Esto demuestra la indiferencia de EE.UU. hacia la organización terrorista FETÖ. Como resultado de este enfoque, observamos con profunda preocupación que EE.UU. se ha convertido en un refugio seguro para los miembros de la organización terrorista FETÖ.

El estado de derecho prevalece en Turquía y el poder judicial turco es independiente. Turquía está decidida a continuar su lucha, guiada por los principios del derecho universal, contra la organización terrorista FETÖ, cuyo objetivo es abolir nuestro orden constitucional y nuestra solidaridad nacional. Invitamos a las autoridades de EE.UU. a que respeten la independencia del poder judicial, así como a que se abstengan de intentar interferir en él y, además, a que se abstengan de atribuir significados políticos a los fallos de los tribunales independientes. Es revelador que nuestros aliados, que se consideran guardianes de los principios universales de la democracia, las libertades y el estado de derecho, ignoren estos principios fundamentales cuando se trata de Turquía y de organizaciones terroristas inhumanas.