El número de refugiados y solicitantes de asilo y las dificultades que enfrentan aumentan cada día. La pandemia del COVID-19 que afecta a todo el mundo ha agravado aún más las condiciones de estas personas vulnerables. Las medidas adoptadas durante un período en el que muchos países se han replegado para luchar contra la pandemia han tenido un impacto negativo en la situación de los refugiados y de los solicitantes de asilo. La protección de los refugiados y de los solicitantes de asilo y la garantía de su acceso rápido y eficiente a los servicios básicos, especialmente a la atención de salud, se han vuelto aún más esenciales.

Turquía, como país que acoge el mayor número de refugiados del mundo, ha adoptado como antes las medidas necesarias para proteger a estas personas, facilitarles el acceso a todos los servicios básicos, informarles sobre la pandemia y apoyar a los más vulnerables. Turquía también prosigue sus esfuerzos internacionales a este respecto. Recientemente, el 9 de junio de 2020 se celebró una teleconferencia de alto nivel organizada por el Ministro de Asuntos Exteriores de la República de Turquía, Mevlüt Çavuşoğlu, para llamar la atención sobre la situación de los refugiados durante la pandemia y subrayar la necesidad de la cooperación internacional.

La mejora de las condiciones de vida de los refugiados y de los solicitantes de asilo y la búsqueda de soluciones duraderas a sus problemas son responsabilidad y deber comunes de la comunidad internacional. A este respecto, subrayamos que es importante eliminar las causas fundamentales en los países de origen que obligan a las personas a abandonar sus países, preparar las condiciones que faciliten el regreso seguro, voluntario y digno de los refugiados a sus países de origen y aumentar las soluciones de terceros países, como el reasentamiento. Instamos una vez más a todos los interesados, especialmente a los países donantes, a que adopten medidas en consonancia con una distribución más equitativa de la carga y de la responsabilidad. Creemos que este deber se ha vuelto más importante y más urgente durante y después de la pandemia. Recordamos que no se puede invocar el derecho a solicitar asilo que emana del derecho internacional, que los refugiados y los solicitantes de asilo no pueden ser sometidos a un trato inhumano, no pueden ser rechazados y, a este respecto, todos los países deben respetar sus obligaciones derivadas de los convenios internacionales de derechos humanos y del Convenio de Ginebra de 1951. Además, consideramos que el Pacto Mundial para los Refugiados es una guía para proteger a los refugiados durante la lucha contra el COVID-19. Invitamos a todas las partes interesadas a aplicar el Pacto.

Esperamos que el Día Mundial del Refugiado conduzca a un período en que disminuya el número de refugiados, aumenten las soluciones duraderas, tanto en términos de calidad como de cantidad, y se muestre una mayor solidaridad hacia esas personas y los países de acogida.